viernes, 1 de mayo de 2015

Flores.


Huí.

Huí de mi vida, de mi casa, de lo que era yo.

Corrí sin saber el camino, sin saber de que corría, llegue a un lugar oscuro, con paredes destrozadas, con paredes que se caen a trozos, paredes que un día fueron de colores vivos, donde vivía la vida.

Un día jugamos como dos niñas entre aquellas paredes, pintamos en ellas y fuimos capaces de construir un hogar, ahora son solo eso paredes. 

Me declaré fan del celibato emocional, y dejé de sentir lo que era la vida, me olvidé de quien era yo, huí

Y ahora volvemos a jugar, preparadas como dos niñas, en esta casa, llena de polvo, polvos, y sin tener que correr, sin huir, derribando las ruinas de lo que fue, y oliendo la libertad de lo que será.

Nunca nos regalaron flores, porque ya lo somos














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